Santi Balmes

Se han dado casos

Se han dado casos inexplicables que jamás han salido en los noticiarios.
Tú y yo hemos sido testigos fiduciarios 
de esos desencuentros con la lógica.
Nuestros personajes, 
pluralidad antropomórfica en seres sin mesura, 
composición indescifrable, 
ahijados de un Dios contra natura,
nuestra escritura,
como un perro buscavidas de paternidad irresponsable.

Los inexplicables crecerán en cada ajena lectura.
Quizás abrís estas páginas en una parada de metro, 
en estaciones que encaran al cierzo, 
o reblandecidos por el vapor de una sauna en Monterrey.
Los inexplicables os contemplarán en vuestra lectura, 
cada gesto que esbocéis, cada acto reflejo, 
y sonreirán cuando los creáis posibles 
si de prejuicios continuáis ilesos.

Pero no los juzguéis severamente.
Son inocentes de cualquier acto que suceda en estos versos.
Fingid, al menos. Sed amables.
Si aparece un Equilibrista andando al revés por un cable os propongo decir «vale».
Y pensad que, de los deslices del personaje, 
el gen del autor es el único responsable, 
amigos cuerdos de remate.

Si hay disidencias hemisferiales, 
le diremos a quien no trague 
que solo es lírica, un juego amable, 
y echaremos más leña al fuego, 
siempre ignífugo, inofensivo, 
de las cosas irreales.


Se han dado casos 2


Se han dado casos de copas de cristal 
que se han roto por tu simple parpadeo.
Se han dado casos, pero pocos, 
de invencibles árboles que se quebraron 
después de que un ínfimo insecto se aposentara en sus ramas.
Se han dado casos en los que la entermedad 
era mejor que el remedio, 
de sirenas atrapadas en piscinas de urbanizaciones, 
de héroes que se comportaron como miserables 
y aromas de piel que llegaron a traspasar pantallas de cine.
Se han dado casos de robles de familia longeva 
quienes por su mala cabeza
entraron en el club de los veintisiete, 
de bolsas que nunca explotan, 
apriete quien apriete, 
ejemplos extraños de moscas de la fruta 
que bebieron de la fuente de la eterna juventud, 
y encima pidieron permuta,
casos de pálidas pieles salpicadas de lunares aún más blancos, 
de amantes con sentido de la ética
y de pájaros perdidamente enamorados de sus torres eléctricas.


Se han dado casos 2

Se han dado casos de lujos invisibles 
que han estado al alcance de cualquiera con ojos millonarios.
Se han dado casos en los que ha sido bueno 
hasta que la muerte los ha separado.
Casos de zares comunistas, boxeadores invertidos, 
medusas que dan gusto en mares de vertidos, 
lavadoras con la conciencia sucia, 
raíces voladoras.

Y demasiados casos de lenguas largas en cabezas cortas.
Se han dado casos de osos que hibernaron 
y olvidaron despertar,
y casos de amigos que al girarte te dan un buen palo, 
justo en la columna, por idiota y confiado, 
y así se quiebra para siempre el significado 
de cualquier significado de las cosas significantes.
Se han dado casos, pero han sucedido pocas veces, 
de gente con un destino claro 
y de sombras sin persona.
Ha sucedido a veces que un buen hachazo verbal 
ha curado a la víctima
de un ejército de sanguijuelas llamadas «hipocresía», 
casos de actos cobardes realizados con gallardía.
Se han dado casos en los que, 
después de una victoria aplastante, 
los vencedores no han humillado a los vencidos, 
o curiosos casos de lágrimas
que a la tristeza cambiaron de sentido.
Casos en los que un buen ejemplo 
levó al alumno a su ruina en vida, 
o situaciones en las que una conducta ejemplar 
no era la reacción requerida.
Se han dado casos en los que, al fundirse los fusibles, 
nos enamoramos de las velas, 
y de bienes imposibles de tasarse con monedas.
¿No os parece inadmisible?
Pues han sucedido estos milagros.
Aquí, quien no llora, no rueda, dijo una humilde bicicleta.


Capítulo 2


Tú,
que no te casas con nadie, que no te vendes a otros, que no saliste de un molde y solo a ti te pareces.
Tú, que ni siquiera conmigo, te ensamblaste como yo lo habría querido.
Tú...
que no rimas con nada.


Los masles  pasajeros

Las islas se mueven, nadie me cree
Hay falsa estabilidad
Lo que no se expulsa también nos retiene
En todo hay ambigüedad
La vida nos huye a la vez que nos fluye
Vida, dulce trampa mortal

Si pierdo el norte en todo naufragio
Buscaré el oriente de tus astrolabios
O esperaré el cometa de cada dos años
Que en tu cielo negro mi escritor se queda en blanco

"Caín la cuenta" de tanto desastre
Mi nota nunca suena si lo llevas todo al traste
A los atormentados sin motivo que hacen arte
Que les parta un rayo de verdad, y que los calle
Y a todas estas cosas añado otro dato endemoniado
Que estáis creciendo, pero mucho y demasiado
Lo que más me asusta es que no puedo retener
Ningún momento
Ni poder rebobinar
Luego encima me disperso
Y dejo versos inconexos

La vida es más fácil si andas despacio
¿No ves que nadie llega al fin?
Que fuera epitafio de el hombre más sabio
Un "yo sólo pasé por aquí"



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