Manuel Azaña Díaz (1880-1940), último presidente de la Segunda República española.

The man


    Manuel Azaña, intelectual y presidente d la Segunda República, es probablemente el político español más destacado del siglo XX, si no d la contemporaneidad. 
Personaje escurridizo, es objeto de intensos debates sobre su papel, sus responsabilidades, sus aciertos, valores éticos y políticos, y sus graves fracasos en la arena d la Guerra Civil española.

Durante su mandato, Azaña impulsó reformas significativas en áreas como la educación, la justicia y la organización del Estado, intentando transformar la sociedad española en una más justa y progresista. Su presidencia se desarrolló en un contexto d intensos conflictos y polarización política, en el q las decisiones q tomó generaron tanto elogios x su visión transformadora como críticas x las dificultades d implementar cambios profundos en tiempos d crisis.

La etapa presidencial d Azaña estuvo marcada x el ineludible paso a la Guerra Civil, conflicto q puso a prueba su capacidad d liderazgo y q, a la vez, exacerbó las divisiones internas del país. Con la victoria d las fuerzas nacionalistas, la República se desintegró, obligándolo a abandonar su cargo y a emprender el exilio. En estos últimos años, lejos d su tierra, Azaña siguió siendo una figura d reflexión y debate sobre el destino d España, hasta su fallecimiento en 1940. 

Su legado, complejo y controvertido, continúa siendo objeto d análisis y discusión en la historia política española.

Diálogos de la guerra


"La velada en Benicarlo: diálogos de la guerra" es una obra en la q Manuel Azaña ofrece una profunda reflexión sobre el conflicto y la identidad española, situando la experiencia bélica en un contexto más amplio y duradero. El autor sugiere q, en tiempos venideros, cuando se asignen variados nombres a las cosas y se esquilmen muchos conceptos, los españoles comprenderán mal xq sus antepasados se han batido entre sí más d dos años. Asimismo, Azaña expone en sus diálogos una visión q revela una fase del drama español mucho más profunda y duradera q la simple peripecia de la guerra.

Esta obra se presenta como una invitación a repensar el significado y la trascendencia del conflicto, subrayando q la lucha vivida fue más q una simple contienda bélica: fue un episodio q marcó d manera indeleble la evolución d la sociedad española.

De izquierda a derecha, el director holandés Joris Ivens, Ernest Hemingway y Ludwig Renn, Jefe de Estado Mayor de la XV Brigada (Brigadas Internacionales), en una foto tomada a principios de 1937 durante la Guerra Civil española.
 
Desfile militar durante la Guerra Civil por el centro de Albacete.

Mayo 1937: estado de ánimo del presidente


Nota: Los textos presentados son extractos del libro La velada en Benicarlo de Manuel Azaña.

“Sea cual sea el curso se los sucesos, lo más claro hasta ahora es el hundimiento de la República. Sucumbió en las últimas semanas de julio, cuando no pudo reducir en pocos días la rebelión y para salvarse de la tiranía militar abrió las compuertas al ímpetu desordenado del pueblo. La corriente inspiradora de la República ha quedado desviada. Ahora me doy cuenta de que muy pocos bebían en ella, si no era por frivolidad o por conveniencia de adaptarse. 

Nada tengo que hacer en la vida pública. No es desengaño: de nada tenia que desengañarme. Me reconozco ajeno a este tiempo. Los hombres como yo hemos venido demasiado pronto o demasiado tarde. A no ser que nuestra inutilidad pertenezca a todos los tiempos, a todas las situaciones. Cuanto habrá de hacerse en España de ahora en adelante, pisotea mis complacencias, contradice mis inclinaciones, mis gustos. Quiere decir que en vez de auxiliar, estorbaría, pese a mi buena voluntad. Ni la República ni la Monarquía valen para españa lo que ya le cuestan. 

¿Sálvense los principios y perezca la nación?  Más triste será la probable salida intermedia, sin lograse ninguno de los dos extremos: no se salvarán los principios, no perecerá la nación, vivirá muriendo…que es peor.

 


Xq se perdió la guerra?



“ La casa comenzó a arder por el tejado, y los vecinos, en lugar de acudir todos a apagar el fuego, se han dedicado a saquearse los unos a los otros y a llevarse cada cual lo que podía. 

¿Donde está la solidaridad nacional?

Una de las cosas más miserables de estos sucesos ha sido la disociación general, el asalto al Estado, la disputa por sus despojos. Clase contra clase, partido contra partido, región contra región, regiones contra el estado. El canibalismo racial de los hispanos ha estallado con más fuerza que la rebelión misma. Un instinto de rapacidad egoísta se ha sublevado, agarrando lo que tenia más a mano. Cada cual a querido llevarse la mayor parte del queso, un queso que tiene entre sus dientes el zorro enemigo. Cuando empezó la guerra, cada ciudad, cada provincia quiso hacer su guerra particular. 

En Cataluña hablan de la guerra en Iberia. ¿Iberia? ¿Eso que es? Un antiguo país del Cáucaso…hablan de que en ella interviene Cataluña no como provincia sino como nación. Como nación neutral…

Barcelona quiso conquistar las baleares y Aragón para formar la gran Cataluña. Vasconia quería conquistar Navarra, Oviedo, León. Malaga y Almería quisieron conquistar Granada. Valencia, Teruel. Cartagena, Cordoba. 

Cada partido, cada provincia, cada sindical ha querido tener su ejército. En las columnas de combatientes, los batallones de un grupo no congeniaban con los de otro, se hacían daño, se arrebataban los víveres, las municiones…en el fondo, provincialismo fatuo, ignorancia, frivolidad de la mente española, codicia, deslealtad, cobarde altanería, inconsciencia…traición. 

Superamos a todos con nuestro humor suicida. Otros pueblos dirigen su furor contra el extranjero. España es el único país que se clava su propio aguijón. Quizá el enemigo de un español es siempre otro español. Se salta un ojo con tal de cegar a su enemigo.”

Un grupo de anarquistas de la CNT-FAI con un vehículo armado durante los primeros meses de la Guerra Civil. Barcelona, 1936.


      
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