Here r some of the coplas:
En nombre de Dios comienzo (Llorona),
no quisiera comenzar,
porque el que comienza acaba (Llorona),
y yo no quiero acabar.
Salías del templo un día (Llorona),
cuando al pasar yo te vi;
hermoso huipil llevabas (Llorona),
que la Virgen te creí
Anoche te vi la cara (Llorona)
con la luz de mi cigarro;
no he visto cara más bella (Llorona)
ni clavel tan encarnado.
Dame tu amor, o te mato (Llorona)',
dicen unos ojos negros;
responden unos azules (¡ay, Llorona!):
Dame tu amor, o me muero.
No sé qué tienen las flores (Llorona),
las flores del camposanto,
que cuando las mece el viento (Llorona)
parece que están llorando.
Dicen que no tengo duelo (Llorona),
porque no me ven llorar:
hay muertos que no hacen ruido (Llorona)
y es más grande su penar.
No creas que porque canto (Llorona)
tengo el corazón alegre:
también de dolor se canta (¡ay, Llorona!)
cuando llorar no se puede.
Me subí al pino más alto (Llorona),
pa' ver si te divisaba,
y el pino tan tierno era (Llorona),
que al verme llorar, lloraba.
A un santo Cristo del Istmo (Llorona)
mis penas le fui a contar;
¡cuáles no serían mis penas (Llorona),
que el santo quiso llorar!
A un santo Cristo de acero (Llorona)
mis penas le conté yo;
¡cuán grandes serían mis penas (Llorona),
que el santo Cristo lloró!
De tarde se me hace triste (Llorona),
de noche, con más razón,
y llorando me amanece (Llorona),
llorando se pone el sol.
De la mar yo recibía (Llorona)
una carta de sirena,
y en el sobrescrito dice (¡ay, Llorona!):
Quien tiene amor tiene pena'.
Si porque te quiero quieres (Llorona),
quieres que te quiera más,
¿cómo quieres que te quiera (Llorona),
si yo ya no sé llorar?
Dicen que el primer amor (¡ay, Llorona!)
es grande y es verdadero,
pero el último es mejor (Llorona),
y más grande que el primero.
Dos besos llevo en el alma (Llorona)
que no se apartan de mí:
el último de mi madre (Llorona)
y el primero que te di.
Todos me
dicen el negro (Llorona),
negro pero cariñoso;
yo soy como el chile verde (Llorona):
picante pero sabroso.
Cuando paso por tu casa (Llorona)
compro pan y voy comiendo,
pa' que no diga tu madre (Llorona)
que de hambre me estoy muriendo.
¡Ay de mí, Llorona!,
Llorona de azul celeste;
el que tiene nuevo amor (¡ay, Llorona!),
nuevo mundo le parece.